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  • Bomba de tiempo: cae la vacunación y sube el riesgo de brotes

    Tiempo Argentino , 7 de septiembre de 2024.- Hasta julio de este año, en el país no se alcanzó la meta de cobertura de vacunación pediátrica obligatoria para ninguna de las vacunas de calendario. Y el mayor ejemplo (por su densidad poblacional y situación estratégica) es el de las provincias de Buenos Aires y Córdoba. En territorio bonaerense todas las tasas se ubicaron por debajo del 40%, con casos especialmente bajos como la tercera dosis de la quíntuple: sólo alcanzó al 18% de la población objetivo. La problemática no es nueva, se agudizó con la pandemia y se agravó en los últimos registros, no sólo en la Argentina. Pero a nivel local la combinación de campañas insuficientes, desinformación, la ideología imperante de un Estado ausente y la crisis socioeconómica conforman una bomba de tiempo urgente de desactivar. ¿El riesgo? Que vuelvan enfermedades erradicadas. “Este año hubo un incremento del 10% en la baja de cobertura en vacunas. Hoy podemos decir que más de la mitad de los niños de Argentina no tienen el carnet de vacunación completo, con lo que veremos reemerger enfermedades como polio, sarampión, varicela, entra otras enfermedades contagiosas que hoy están controladas”, advirtió desde Córdoba el médico Oscar Atienza, magíster en Salud Pública. Los datos de esa provincia muestran que, hasta la mitad de este año, la tasa de recién nacidos vacunados contra hepatitis B y tuberculosis era de 39%, lejos de la meta del 50% para el primer semestre. En la población de cinco años, que debe recibir cuatro vacunas obligatorias (para prevenir poliomielitis; sarampión, rubeola y paperas; difteria, tétanos, tos convulsa y varicela), el porcentaje de cobertura en Córdoba se ubicó en ese lapso entre el 31 y 32 por ciento. En Santa Fe, el Ministerio de Salud local reflejó en junio que la cobertura de vacunación antigripal en bebés de 6 a 24 meses apenas llegaba al 28 por ciento. El mes pasado, en el marco del Día de las Infancias, un informe de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA alertó no sólo por la emergencia alimentaria en niñas, niños y adolescentes en el país, sino también por la baja en la cobertura de vacunación. El documento hizo referencia a otro informe, difundido en julio por Unicef y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que mostró que a finales de 2023, 112 mil niños de 0 a 5 años no habían recibido ninguna vacuna. Nada para decir “Con respecto a las consideraciones sobre que haya bajado el nivel de vacunación, no tenemos nada para decir. Absolutamente nada. Por supuesto es una preocupación para los grupos de riesgo. Y los que no. Pero los que están dentro del calendario de vacunación, que no lo hagan (sic). No más que eso. Y promoviendo siempre que la gente se cuide”. Así respondió el vocero presidencial, Manuel Adorni, cuando fue consultado específicamente sobre la caída en las tasas de vacunación pediátricas. Ante la pregunta de este diario, desde el Ministerio de Salud –que conduce Mario Russo– respondieron que esa cartera “se encuentra trabajando en conjunto con las jurisdicciones diferentes líneas estratégicas para la mejora de las coberturas (…). Por otro lado, desde el mes de julio el Ministerio viene publicando en sus redes sociales mensajes sobre la importancia de la vacunación. Además de una campaña por espacios cedidos en radio y tv por enfermedades respiratorias”. Aseguraron que Nación “ha distribuido a las 24 jurisdicciones el 100% de las vacunas correspondientes al Calendario Nacional de Vacunación”. El problema es que aún habiendo vacunas la población no se vacune. “Estamos en la mayoría de las vacunas indicadas por calendario por debajo de la cobertura que teníamos en 2019. Hubo un atisbo de aumento, pero después se estancó. Estamos en niveles que son preocupantes porque las vacunas y la vacunación hacen un escudo protector contra las enfermedades infectocontagiosas: perdemos cobertura, entonces perdemos ese estado que permite el efecto indirecto de protección en la población”, lamenta Daniela Hozbor, bioquímica, investigadora del Conicet y miembro de la Comisión Nacional de Inmunización (CoNaIn). “Si pensamos en los logros de las vacunas, esto de tener coberturas bajas de vacunación parece impensable. Basta con pensar que gracias a la vacunación masiva se logró erradicar –esto implica que desaparece de la faz de la Tierra un patógeno- un virus en particular que es el de la viruela, que provocaba una enfermedad muy devastadora. Tanto, que los papás de los recién nacidos no les ponían nombre porque tenían una alta probabilidad de que fallecieran. Todo eso cambió gracias a la vacunación masiva”, remarca. La desconfianza y los riesgos La “falta de promoción en salud” y los “movimientos anti-vacunas” están entre los motivos señalados por Atienza para explicar la caída en la vacunación. “Con un gobierno que incluso tiene entre sus filas a gente que pone en duda la eficacia de vacunas como el dengue o covid, y a partir de allí los ciudadanos desconfían de todas las vacunas”, plantea el especialista. «Hemos escuchado al presidente Javier Milei en varias oportunidades decir que la vacuna del dengue no fue aprobada en humanos, cuando lleva en el mercado seis años y más de 100 países la utilizan con grandes beneficios, o que se vacunó contra el covid porque se lo exigían, lo que genera dudas entre sus seguidores”. “Uno se pregunta por qué con tanto dato, con tanta evidencia, hay bajas coberturas. Las razones son varias. Para que la población se adhiera a veces tiene que ver el riesgo. Lo vimos hace poquito con el dengue. La gente se quería vacunar porque veía y palpaba el riesgo. Cuando pasa el riesgo, gracias a la vacunación, su mismo efecto va en contra de ellas”, analiza Hozbor. “Toda caída en las coberturas es preocupante, pero hay algunas enfermedades donde la tasa de transmisión es muy elevada, como el sarampión, que un descenso en las coberturas puede facilitar un brote muy importante”, indica Pablo Bonvehí, jefe de infectología de Cemic e integrante del Grupo Técnico Asesor en Inmunizaciones de la OPS. Hubo alarmas recientes en ese sentido. En 2019, al final del gobierno macrista, se registró el peor brote de sarampión de las últimas dos décadas. “Otra enfermedad que puede tener graves consecuencias si se producen casos como consecuencia de las bajas coberturas es la poliomielitis y, en este caso en particular, nuestro país es considerado de muy alto riesgo en la región de las Américas. Las bajas coberturas en el primer año de vida, donde el sistema inmune está menos desarrollado puede traer mayores consecuencias, pero el riesgo persiste luego de esa edad”, remarca Bonvehí. Si bien caída se da en todo el país, el especialista apunta que “donde se detectan mayores problemas de cobertura son en los grandes conglomerados urbanos, sobretodo en áreas donde hay mayor impacto desde el punto de vista de inequidad en cuanto a falta de recursos y pobreza”. Campañas escasas En tema vacunas una clave es concientizar. “La comunicación es fundamental para revertir esta situación y poder mejorar las coberturas”, dice Bonvehí sobre las políticas necesarias para revertir la caída. Habla sobre la necesidad de difundir por distintos medios y redes, pero también “considerar la vacunación en las escuelas, que en muchos países como Chile se lleva a cabo y permite mantener buenas coberturas”. También apunta al rol de las y los profesionales de la salud en los consultorios. “Hace poco se hizo un trabajo que difundió Fundación Bunge y Born y muestra que la confianza en las vacunas luego de la pandemia se redujo para todos los grupos etáreos. Esto sumado a que faltan campañas para decir cuál es la situación de las patologías, que hay vacunas, que están los vacunatorios. Sin dudas todo eso hace un efecto muy negativo en que las personas adhieran a la vacunación. Porque nos vacunamos cuando estamos sanos. Eso se logra con una campaña continua sobre el valor de las vacunas, con concientización. Las personas lo tienen que tomar como un derecho –resalta Hozbor-. Y como un deber: por el efecto indirecto para el resto de la población”. Covid: «Se demuestra que los niños se hospitalizan y mueren» “Las tasas de cobertura de pediatría… ¡no hay! Prácticamente no estamos vacunando a los chicos contra el Covid. Son menores al 5 por ciento. Así que, pediatras, tenemos que empezar a vacunar porque los datos demuestran que se hospitalizan y mueren”. Así instó a médicos y médicas la jefa de Epidemiología del Hospital de Niños, Ángela Gentile, presidenta de la Comisión Nacional de Inmunizaciones, durante un simposio de Fundación Vacunar. En diálogo con Tiempo, insistió en que “el porcentaje de población pediátrica que cuenta con esquema completo y refuerzos contra Covid no llega al 10%. Es mejor en adolescentes. Pero en menores de tres es muchísimo más baja”. Hasta abril, menos de 9 mil bebés de seis meses a dos años tenían el esquema completo y refuerzo. -¿Cuál es el riesgo de no vacunar a esta población? -Es realmente muy alto. Hay datos objetivos del Ministerio de Salud que dicen que la mayor mortalidad en la edad pediátrica es en menores de un año. Y que la tasa de hospitalización en pediatría sobre todo es en menores de dos años. Y más en menores de uno. Es semejante a las personas de 60-70 años. Los más chicos se hospitalizan. Hay que dejar ese mito, muy difícil de desterrar, de que los chicos no se enferman o que hacen formas leves. -¿Qué riesgos implica el contagio reiterado en pediatría? -El gran riesgo es padecer long covid, que está poco caracterizado en pediatría. Pero uno cada cuatro niños pueden hacer -de acuerdo a datos del extranjero- un cuadro de long covid. Con manifestaciones cardíacas, taquicardia, problemas pulmonares, trastornos del desarrollo, desatención. A veces estos síntomas revierten en tres a seis meses y otras veces tardan mucho más. -¿A qué factores atribuye la bajísima cobertura? -Es multicausal. En los más chiquitos, la poca percepción de riesgo. No es tanto el miedo por la vacuna, sino que no es necesaria: ‘dejémosla para más adelante a ver qué pasa’. La indicación oficial, aunque poco difundida, es que “todas las personas a partir de los 6 meses de edad cuenten con esquema primario y al menos un refuerzo aplicado en los últimos 6 meses”, con refuerzos semestrales (en caso de factores de riesgo) o anuales. Desde la cuenta Coronavirus Argentina se hace un seguimiento pormenorizado del tema: difundieron el primer día de este mes que quedaban en stock solo 101.952 dosis de Moderna Monovalente (autorizada desde los 6 meses) con vencimiento el 12 de octubre. En CABA, hay vacunas disponibles en los hospitales Gutiérrez y Elizalde, así como el algunos Cesac, sin necesidad de sacar turno. Con una dificultad extra para acceder: hubo quienes consultaron a la línea 147 y les dijeron –erróneamente- que ya no había vacunas covid pediátricas. ¿Seguirá habiendo dosis pediátricas en el país después de octubre? El Ministerio de Salud de Nación dijo a este medio que “cuenta con solicitudes de provisión emitidas para asegurar la vacunación de la población pediátrica en 2025, de acuerdo a lo proyectado”. Dengue A contramano del resto de vacunas, la del dengue es la única que va camino a mejorar sus tasas de cobertura, ante la última epidemia, y de cara a la temporada 2025 que promete ser igual de riesgosa. Aunque los brotes de contagios no conocen fronteras, las acciones deberán ser llevadas adelante por cada provincia. Nación aseguró que comprará dosis, aunque no superarían las 100.000 y solo para el norte. En la Provincia de Buenos AIres, el gobierno de Axel Kicillof informó la compra de 500 mil vacunas para prevenir la infección viral. Las personas de 15 a 59 años que vivan en el AMBA y que hayan tenido dengue en 2023-2024 serán el primer grupo a inmunizar.

  • Webinar sobre alfabetización en contextos rurales: abrió la inscripción

    El próximo miércoles 18 de septiembre de 18.30 a 20 horas, realizaremos el webinar "La alfabetización temprana en contextos rurales", el cuarto y último del ciclo para dar a conocer nuestros cursos de formación docente (MOOCs) del Programa Sembrador, de la Fundación Bunge y Born junto a la Fundación Perez Companc. En esta edición, a cargo de Maia Migdalek, trabajaremos sobre los desafíos de la alfabetización en los primeros años escolares, en el contexto de la ruralidad, con el objetivo de que más personas puedan acercarse a estos cursos de formación masiva, abiertos y en línea. Para inscribirte al webinar, hacé click aquí . Para consultas, podés inscribirnos a info@fundacionbyb.org .

  • Especialista explicó el impacto ambiental sobre los Andes: "Las nieves eternas son del pasado"

    MDZ , 9 de septiembre de 2024. La situación climática en todo el mundo está cambiando y con ello también se general alarma por la alteración de los distintos ecosistemas. Ante el alarma, muchos científicos buscan dar respuestas y soluciones para desacelerar el cambio climático y formar generaciones con una mayor conciencia ambiental. En este sentido, la Fundación Bunge y Born eligió a Juan Rivera para recibir el Premio Estímulo 2024, como referente de los estudios sobre el impacto del cambio climático en la cordillera de los Andes. Sus trabajos abordan principalmente la región de los Andes centrales, que abarca Cuyo y el norte de la Patagonia. En diálogo con MDZ explicó la situación que enfrentan las nieves eternas ante la actividad industrial humana sin control. -¿Qué significa este premio en tu carrera profesional? -Sin dudas es un orgullo recibir el premio estímulo 2024 de la Fundación Bunge y Born, es uno de los premios científicos más importantes del país. Tengo la suerte de que este año hayan elegido a las ciencias del mar y la atmósfera como la disciplina a premiar y que de todos los investigadores jóvenes en la temática me hayan elegido a mí. También pone en valor las investigaciones que se llevan a cabo en el IANIGLA, que apuntan a conocer los procesos hidroclimáticos en la región de Cuyo. -¿Cuál es la situación climática en los Andes y cómo afecta a los glaciares de la alta montaña? -La temperatura se incrementó sostenidamente en la región y la frecuencia de olas de calor acompañó este incremento, lo cual impacta significativamente el ciclo hidrológico regional. Sabemos que la extensión y el volumen de los cuerpos de hielo andinos han sufrido reducciones como consecuencia del incremento en las temperaturas, que tal vez constituyen los impactos más visibles de esta señal de calentamiento. Todavía desconocemos algunos de los impactos más “silenciosos”, como los impactos en la generación de agua subterránea y la recarga de acuíferos, en las vegas altoandinas y los humedales y bañados en zonas más bajas. En un contexto de calentamiento también cambia la forma en la que se generan las precipitaciones, dado que no solo se observa un calentamiento en superficie sino en buena parte de la extensión vertical de la troposfera (la capa más baja de la atmósfera, que concentra la mayor parte de los fenómenos meteorológicos). Eso hace que, en lugar de nevar, tengamos eventos de lluvia, lo cual también modifica el ciclo hidrológico regional. Por otro lado, hay una señal de déficit en las precipitaciones sobre la Cordillera en la región de Cuyo, la cual es parcialmente atribuible a las actividades humanas. Las "nieves eternas" habrían quedado en el pasado por el cambio climático. -Los Andes son conocidos por las "nieves eternas". ¿Son eternas? -No. Creo que ese concepto quedó de un pasado no muy lejano. Lamentablemente en las últimas décadas el calentamiento global afectó significativamente la acumulación de nieve y la extensión y volumen de los glaciares en diversas cadenas montañosas del mundo. La Cordillera de los Andes no fue la excepción, dado que hemos vivido el período de sequía más extenso del registro histórico (últimos 115 años aproximadamente), que afectó significativamente a los recursos hídricos regionales.

  • Advierten que el derretimiento de los glaciares en la Cordillera de los Andes podría volverse irreversible

    TN , 9 de septiembre de 2024. - La situación hidrológica en Cuyo y el norte de la Patagonia puede modificarse a futuro en caso de que no se reviertan ciertas actividades humanas que colaboran con el cambio climático, como la quema de combustibles fósiles. Particularmente, el foco recae sobre los glaciares de la Cordillera de los Andes y una situación que puede tornarse irreversible si no se contrarrestan las emisiones de gases de efecto invernadero. En diálogo con TN, Juan Rivera, doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, explicó que diversas investigaciones del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) del Conicet, del cual forma parte, dieron cuenta de una reducción significativa de los cuerpos de hielo: “Desde 2010 empezó a nevar menos y eso favoreció a que los cuerpos de hielo no crecieran. Además, eso favorece al desarrollo de altas temperaturas. Es una situación de mucha presión para los recursos hídricos”. “Pensemos que acá ya tenemos que empezar a nombrar la palabra irreversibilidad”, aseguró Rivera sobre la situación de los glaciares en la Cordillera de los Andes. Y profundizó: “De seguir la continuidad del calentamiento global como consecuencia de actividades humanas, vamos a entrar en un proceso que por más que se frenen, se va a cruzar una línea en la que los glaciares no se van a poder recuperar como los conocimos en el pasado. Esto invita a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”. El investigador, que trabaja sobre las sequías hidrológicas y su impacto en la disponibilidad de agua para los próximos años en Cuyo y el norte de la Patagonia, fue premiado este lunes por la Fundación Bunge y Born con el Premio Estímulo por su labor científica. Sequías hidrológicas Rivera comenzó estudiando sequías en una región amplia del sur de Sudamérica en 2009, para luego enfocarse en sequías hidrológicas y, particularmente, en el análisis de períodos de déficit en los ríos andinos. “En 2014, me volqué de lleno a los análisis de sequía en la cordillera, tratando de entender si había un incremento en esos fenómenos. Ese mismo año llegué a Mendoza, que ya venía de un período de sequía incipiente que comenzó en 2010 y se extiende hasta la actualidad. El objeto de estudio continúa y los impactos que se generan en el plano socioeconómico son importantes”, describió. La situación hidrológica coyuntural hace que Rivera busque que la ciencia pueda aportar respuestas a las problemáticas que se generan. Como ejemplo pone la bajante del río Paraná: “Ha tenido mucho impacto y repercusión. Y cuando uno se encuentra con un evento así, es para analizar y tratar de sacarle el jugo para ver qué se puede aportar desde la ciencia para entender estos fenómenos”. Sobre los ríos andinos, manifestó que los escenarios no son optimistas y que se proyecta un déficit de precipitaciones sobre la Cordillera de los Andes que impactará de lleno en la región. “Esto es preocupante porque lo que se está consumiendo ahora son las reservas de agua para las próximas generaciones. Va a ser un problema limitante para el desarrollo socioeconómico regional. Hay un incremento en la temperatura regional que favorece la aceleración del derretimiento de los hielos y la pérdida de glaciares”, detalló Olas de calor Rivera también fue parte de un grupo de investigadores de todos los continentes que dio a conocer que las olas de calor extremas que se vivieron en la Argentina durante el verano del 2023 podrían atribuirse al cambio climático. Al respecto, contó: “Tratamos de hacer un estudio de atribución para cuantificar cuál era el rol de las actividades humanas en esas olas de calor. Son estudios que no abundan en el hemisferio sur y que requieren gran capacidad de cómputos para procesar datos, por eso el grupo es muy heterogéneo”. “Se pudo llegar a una conclusión, que es algo que uno sospecha, de que hay un mayor calentamiento como consecuencia de actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, con un mayor impacto en intensidad y frecuencia de las olas de calor”, detalló el investigador, para sumar: “Este tipo de eventos es 60 veces más probable por las actividades humanas”. Esto, en la zona que estudia Rivera, tuvo un impacto relevante: “En la cordillera se dio un fenómeno similar que generó pérdidas de masa de hielo y de nieve muy aceleradas, porque son procesos que se dan en un corto período de tiempo, con derretimientos muy importantes que modifican toda la hidrología regional”. En tanto, señaló que los impactos de las temperaturas récord sobre las cuencas hidrológicas en la Cordillera de los Andes puede ser un próximo objeto de estudio: “Es la pregunta que tendríamos que tratar de resolver”. “Estos fenómenos hay que tratar de entenderlos de manera regional. Los impactos van a ser distintos en Chile, Mendoza, Neuquén o San Juan, pero el abordaje debe ser regional porque las condiciones climáticas no conocen de límites geográficos”, concluyó

  • Premios Fundación Bunge y Born 2024: dos expertos en cambio climático recibieron uno de los máximos galardones científicos

    Infobae , 9 de septiembre de 2024.- Dos científicos argentinos, especialistas en Ciencias del Mar y de la Atmósfera recibieron hoy el galardón principal y la categoría estímulo del Premio Fundación Bunge y Born 2024 durante una ceremonia que tuvo lugar en el Palacio Libertad (ex CCK). Alberto Piola, profesor en Oceanografía, recibió el Premio Fundación Bunge y Born , y Juan Rivera, Doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, fue distinguido con el Premio Estímulo. Ambos fueron reconocidos por destacarse en una de las disciplinas más importantes que hoy existen para monitorear y pronosticar el comportamiento de los océanos y la atmósfera, una tarea fundamental y urgente frente a los problemas actuales del cambio climático. Comprender y analizar los distintos fenómenos climáticos, monitoreando y pronosticando su comportamiento hoy en día, es vital para anticipar los impactos negativos y aprovechar las oportunidades que éstos pueden generar. La atmósfera y los océanos generan el clima del Planeta Tierra, por ejemplo, el 50% del oxígeno lo producen las plantas marinas, el otro 50% las plantas continentales, por lo que posibilitan la vida de las personas y los ecosistemas naturales. Por eso, en las últimas décadas, la investigación relacionada con el cambio climático ha fortalecido el desarrollo de esta temática y ha permitido generar más desarrollo productivo de las tierras e inclusive, salvar miles de vidas. Tal como había informado Infobae, los jurados dieron a conocer en julio pasado que el ganador del Premio Fundación Bunge y Born 2024 en Ciencias del Mar y la Atmósfera fue el profesor Alberto Piola, dedicado a la Oceanografía Física y, especialmente, al estudio de las corrientes oceánicas y las masas de agua, tanto a nivel regional como global. Su trabajo más destacado consiste en un detallado análisis de información hidrográfica histórica de la plataforma del Océano Atlántico Sudoccidental, que por primera vez puso de manifiesto la conexión entre la circulación de la región costera de Sudamérica con el océano profundo. En tanto, el ganador del Premio Estímulo 2024 fue el Doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos Juan Rivera, quien se ha posicionado como un referente en el estudio de la variabilidad y el cambio climático y sus impactos regionales, en particular en la región de los Andes centrales. Sus trabajos más relevantes abordan las sequías hidrológicas y su impacto en la disponibilidad de agua para los próximos años en las regiones de Cuyo y norte de Patagonia, donde se realizan diversas actividades productivas. Además, a través de uno de sus últimos artículos se conoció que las olas de calor extremas que se registraron en el verano de 2022-2023 en el centro de Argentina podrían atribuirse en gran parte al cambio climático antropogénico (actividades producidas por el ser humano). La ceremonia de premiación se llevó a cabo esta noche, con la conducción de la periodista Carolina Amoroso. Para abrir el acto dirigió unas palabras Jorge Born, presidente de la Fundación Bunge y Born , quien destacó la urgencia de tomar conciencia sobre la crisis medioambiental y la importancia de la ciencia para enfrentar estos desafíos. Subrayó el aumento de los niveles oceánicos en 15 cm en los últimos 30 años y calificó la situación como una “catástrofe existencial” para la humanidad. Además, señaló el compromiso de la fundación con la sostenibilidad y el apoyo a la ciencia, a la vez que enfatizó que el progreso científico debe ser un pilar del consenso social argentino. Born también recordó la figura de Bernardo Houssay, fundador del CONICET, y subrayó la necesidad de defender su legado para asegurar el futuro de la ciencia en Argentina. Reiteró la importancia de la filantropía y la solidaridad para impulsar una nación “más justa y equitativa” y destacó que la respuesta ante los desafíos debe ser “más ciencia, más solidaridad y más tolerancia”. Luego dirigieron unas palabras ambos premiados y cerró el acto el director Ejecutivo de la Fundación Bunge y Born , Gerardo della Paolera, quien destacó los logros de ambos científicos galardonados, quienes “representan con creces la excepcionalidad científica de Argentina”, la cual ha sido el resultado de un desarrollo de muchas décadas. Asimismo, subrayó el enorme esfuerzo que implicó la creación de una masa crítica de científicos en el país. Al cerrar sus palabras se refirió a la innovación archivística que está introduciendo la Fundación al anunciar el inicio de un proyecto relacionado con el archivo del Premio Fundación Bunge y Born, que contará con la colaboración voluntaria de todos los distinguidos en estos 64 años. El objetivo de este proyecto es “sistematizar y preservar la memoria de los científicos premiados” y brindar, además, un espacio para la reflexión sobre su impacto en la ciencia argentina. La intención es “construir un legado accesible” que pueda ser “aprovechado por las futuras generaciones”. Quién es el doctor Alberto Piola El Piola al manifestar su emoción ante el Premio, en diálogo con Infobae, afirmó: “Me siento profundamente halagado y agradecido por esta distinción que desde su inauguración en 1964 distinguió a las personalidades más destacadas de la ciencia argentina. La oceanografía experimental es un esfuerzo colectivo, imposible de abordar sin infraestructura que brindan las instituciones, laboratorios, buques de investigación y expertos capaces de emplear eficientemente estos medios tecnológicamente avanzados. Por lo tanto, inmediatamente después de enterarme sobre el premio pensé en el gran número de colegas, alumnos, técnicos y gente de mar, que a lo largo de los años permitieron el avance del conocimiento del mar. Naturalmente, también pensé en mi familia, que me acompañó a través de los años, soportando largas ausencias y fines de semana dedicados al trabajo”. El doctor Piola manifestó su agradecimiento a la Fundación Bunge y Born “por seleccionar a las Ciencias del Mar y de la Atmósfera para los premios 2024. La visibilización de estas actividades y de su relevancia para la sociedad es muy importante”. Piola es Licenciado en Oceanografía en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (1975), Profesor Emérito en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (FCEN/UBA) y Dr. Honoris Causa por la Universidad Nacional de Mar del Plata e investigador del Instituto Franco-Argentino sobre Estudios de Clima y sus Impactos, CONICET-UBA (Argentina)/CNRS-IRD (Francia). —¿Cómo ha evolucionado la comprensión de las corrientes oceánicas en Sudamérica desde sus primeros estudios hasta hoy, y qué desafíos científicos enfrenta en esta área actualmente? —En estos años el avance en la comprensión de los procesos que gobiernan las corrientes ha sido enorme. En primera instancia se desarrollaron modelos numéricos idealizados capaces de reproducir las características básicas de la circulación tridimensional. El desarrollo de sensores montados en satélites (temperatura, altura de la superficie del mar, color, salinidad, entre otros) brindó una base de observaciones de las características de la superficie sin precedentes. Los modelos más modernos incluyen forzantes realistas, como la descarga de los ríos, el efecto de las mareas, el viento y los intercambios de calor con la atmósfera. Algunos de estos modelos asimilan los datos satelitales y por lo tanto presentan rasgos muy realistas de la circulación. Durante las últimas décadas también se han llevado a cabo mediciones in-situ que permiten calibrar y corroborar la performance de los modelos. Este conjunto de datos y modelos permitió detectar las áreas de influencia de las diferentes masas de agua, sus variaciones espacio temporales y las causas más probables que producen esos cambios. Todavía son muy escasas las observaciones subsuperficiales, que sólo están disponibles en unos pocos lugares, o son llevadas a cabo muy esporádicamente. El avance tecnológico permitirá el desarrollo de mejores modelos, con mejor resolución espacial, pero al mismo tiempo será necesario verificar su performance en las capas subsuperficiales y profundas, que no pueden ser observadas desde satélites. A escala global, para el océano profundo, existen estrategias diseñadas para observarlo. Sin embargo, en los mares territoriales cada país deberá implementar sistemas de monitoreo del océano subsuperficial. Sin esta información no será posible detectar los cambios, evaluar su posible impacto en los ecosistemas y los recursos oceánicos, y entender las causas que los producen. Esta información es esencial para implementar modelos de proyección de la evolución futura del ambiente marino. —Su trabajo demostró por primera vez la conexión entre la circulación costera y el océano profundo en la plataforma del Atlántico Sudoccidental. ¿Qué implicancias tiene este descubrimiento para la biodiversidad y la pesca en la región? —En general las plataformas continentales albergan una mayor concentración de especies marinas porque allí encuentran aguas más ricas en nutrientes para el crecimiento de las plantas marinas que son la base de la trama alimentaria. Las plataformas también brindan refugios donde desovar y aptos para el desarrollo de larvas y juveniles. Consecuentemente las plataformas también albergan especies de interés comercial y concentran mayor actividad pesquera que el océano abierto. Por lo tanto, el intercambio de aguas entre la plataforma continental y el océano adyacente impacta sobre el desarrollo y la abundancia de las especies. Además, por la influencia de los ríos, y porque su menor profundidad permite una más intensa interacción con el fondo, las plataformas presentan propiedades diferentes. El intercambio permite que las características de las aguas de la plataforma se transfieran al océano profundo, impactando en sus propiedades ópticas, biogeoquímicas. Quién es el doctor Juan Rivera Juan Rivera también habló en forma exclusiva para Infobae y coincidió en que “es un orgullo recibir el premio estímulo 2024 de la Fundación Bunge y Born. Es uno de los premios científicos más importantes del país. Me saludaron colegas de Brasil, Colombia, México, lo cual da cuenta de que es un premio de relevancia a nivel continental. Tengo la suerte de que este año hayan elegido a las Ciencias del Mar y la Atmósfera como la disciplina a premiar y que de todos los investigadores jóvenes en la temática, que son muchos y tienen una trayectoria de altísimo nivel, me hayan elegido a mí. Imagino que los miembros del jurado tuvieron una tarea difícil”. “También pone en valor las investigaciones que se llevan a cabo en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), que apuntan a conocer los procesos hidroclimáticos en la Cordillera de los Andes en un contexto de cambio climático”, agregó el Doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador Independiente del (CONICET), que trabaja en el IANIGLA de Mendoza. —Sus estudios sobre sequías en la región de Cuyo y el norte de la Patagonia son clave para la gestión del agua. ¿Qué medidas urgentes se deberían tomar para mitigar los impactos de la escasez hídrica en estas zonas productivas? —Si miramos los últimos 15 años aproximadamente, en relación a los recursos hídricos hay un predominio de condiciones deficitarias, lo cual es consecuencia de un cambio en los patrones de circulación atmosférica que dieron como resultado inviernos con menor acumulación de nieve. Las proyecciones futuras muestran una continuidad de este patrón de déficit en las precipitaciones, lo cual está estrechamente ligado al escenario de emisiones de gases de efecto invernadero considerado: los escenarios con mayores medidas de mitigación (reducción de emisiones de GEI) proyectan reducciones más moderadas, mientras que los escenarios más pesimistas indican un déficit que podría comprometer el desarrollo socioeconómico regional tal como lo conocemos hoy. Hay interés por parte de los organismos de gestión de agua en Cuyo y Patagonia en conocer estos escenarios y avanzar en el desarrollo de planes para la reducción de los impactos, porque saben que el cambio climático ya llegó y está afectando en mayor o menor medida la disponibilidad de agua. Por ejemplo, los embalses en la región del Comahue generan entre 10 y 15% de la matriz energética nacional, frente a un escenario futuro de mayor demanda energética y escasez de agua habrá un impacto a nivel país. —Como autor principal en el Sexto Informe del IPCC, ¿qué lecciones clave se pueden aplicar a la región andina y a la Argentina toda para adaptarse a los efectos del cambio climático en los próximos años? —Creo que es necesario apuntar tanto a la adaptación como a la mitigación. Las proyecciones climáticas futuras se construyen a partir de escenarios, en los que se asume hacia dónde va a ir el mundo en materia de desarrollo social y económico. La atmósfera y los océanos generan el clima del Planeta Tierra, por ejemplo, el 50% del oxígeno lo producen las plantas marinas, el otro 50% las plantas continentales, por lo que posibilitan la vida de las personas y los ecosistemas naturales (Imagen Ilustrativa Infobae) La atmósfera y los océanos generan el clima del Planeta Tierra, por ejemplo, el 50% del oxígeno lo producen las plantas marinas, el otro 50% las plantas continentales, por lo que posibilitan la vida de las personas y los ecosistemas naturales (Imagen Ilustrativa Infobae) Algunos de esos futuros incluyen medidas de mitigación rápidas y efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a escala global de forma tal de evitar procesos de irreversibilidad como desaparición de glaciares, lo cual toma relevancia considerando la Cordillera de los Andes. Para que los futuros optimistas existan, deben establecerse las políticas de estado que apunten a la acción climática necesaria. En materia de adaptación, la región andina debe prepararse para un déficit proyectado en los recursos hídricos, con lo cual es necesario realizar mejoras en los sistemas de distribución de agua para mejorar la eficiencia hídrica, así como también obras de infraestructura que permitan abordar un futuro con más escasez y más riesgo de eventos de lluvia extremos. El jurado La Fundación Bunge y Born conforma cada año un Comité de Selección y un Jurado, integrado por destacados científicos a nivel nacional e internacional, para definir a los premiados en cada categoría. El comité elabora una terna de candidatos para cada una, a partir de las cuales el jurado escoge a quienes, indiscutiblemente, se destacan en esa rama científica en el país. Es importante subrayar que, tanto los premiados como el resto de la comunidad científica, desconocen quienes compiten por el premio. Este año el jurado estuvo conformado por el doctor Gustavo Ferreyra (Centro Austral de Investigaciones Científicas - CADIC - CONICET), como presidente y Elie Poulin (Université Montpellier II, Profesor Asociado Universidad de Chile) como vicepresidente. Los vocales, en tanto, fueron: Carlos Balseiro (Universidad Nacional de Cuyo, CNEA, CONICET, Premio Fundación Bunge y Born, 2017 en Física); Humberto González (Universidad Austral de Chile, Centro Fondap IDEAL); Gustavo Goñi (División Oceanografía Física, Director, retirado/NOAA Atlantic Oceanographic and Meteorological Laboratory, Miami, FL, USA); Enrique Montes (NOAA Atlantic Oceanographic and Meteorological Laboratory, U. Miami/Cooperative Institute for Marine & Atmospheric Studies - CIMAS) y María Vernet (Scripps Institution of Oceanography, USA).

  • Realizamos la 61° entrega de los Premios Fundación Bunge y Born

    En una ceremonia con cerca de 400 personas, en la Sala Argentina del CCK, ayer celebramos la entrega de los Premios  Fundación Bunge y Born  2024 a las Ciencias del Mar y de la Atmósfera. Los galardonados de este año fueron el Profesor Alberto Piola, y Juan Rivera, quien obtuvo el Premio Estímulo. Durante el evento, el presidente de la Fundación Bunge y Born , Jorge Born, destacó la importancia del apoyo a la ciencia en Argentina: "Estamos convencidos de que existe un pacto bicentenario entre el avance y el progreso nacional. Es indispensable que el apoyo a los científicos sea un pilar en nuestro país. Debemos valorar y proteger entre todos al CONICET. La Fundación Bunge y Born le da un apoyo indisoluble a la ciencia. Creemos que, ante el debate generado en torno a las actividades científicas, tenemos que reaccionar con más ciencia para reafirmar nuestra convicción en favor de la comunidad. Seguiremos acompañando como lo venimos haciendo hace más de 60 años." El Dr. Juan Rivera, quien recibió el Premio Estímulo, expresó su gratitud y reflexionó sobre su trayectoria: "Este es un reconocimiento individual a Juan Rivera, pero no hubiera podido llegar acá sin mis colegas y sin todos los que confiaron en mi mirada para ver las cosas. Soy hijo de la universidad pública. Yo no hubiera podido llegar acá sin el CONICET. Ojalá que mi caso sea el de muchos que vienen detrás mío, porque estamos en una situación lamentable de recorte y quisiera que otras personas tengan mi misma oportunidad." Además, en el marco de una disciplina clave para entender y prevenir el cambio climático, dijo: "Trato de investigar para quien no tiene voz ni voto: la naturaleza. Necesitamos que las actividades humanas no se olviden de la naturaleza." Por su parte, el Profesor Alberto Piola, reconocido con el Premio Fundación Bunge y Born 2024, manifestó su emoción y reflexión: "Estoy entusiasmado y halagado por este premio. Me agarró de sorpresa. Quedé mudo por un rato y ahora estoy conmovido por todo esto. Estoy muy agradecido. Este premio es una distinción enorme." Aseguró que le apasiona la magnitud del desafío: "entender cómo funciona la Tierra es un desafío casi filosófico de más de 2.000 años y entender el mar es casi poético". En relación a la crisis por el cambio climático, dijo: "Para tomar decisiones informadas que permitan mitigar el cambio climático, tenemos que entender el sistema y este es el desafío científico más relevante, junto a la provisión de alimentos". Además aseguró que "la oceanografía requiere recursos técnicos y humanos altamente calificados; sin ellos, no hubiéramos podido hacer las mediciones rigurosas de los últimos años". Destacó que la Argentina es un país con un enorme grado de avance científico en las disciplinas del Mar y de la Atmósfera, altamente reconocido en el mundo. Para finalizar el evento, el director de la Fundación Bunge y Born , Gerardo della Paolera, anunció una nueva iniciativa: "Aquí celebramos los logros de Alberto y Juan, que representan la excepcionalidad de la ciencia argentina. Hoy anunciamos que pondremos en valor la gran labor de los científicos que han recibido el premio. Hemos iniciado el proyecto Archivo Premio Fundación Bunge y Born , que reunirá los trabajos de los premiados para sistematizar el valor simbólico y científico, y destacar a los ganadores del premio. Este proyecto busca preservar la memoria de los científicos y construir un legado para futuras generaciones. Este esfuerzo afirma nuestro compromiso con el ámbito científico". La ceremonia fue conducida por Carolina Amoroso, con la participación especial de la cantante Delfina Campos y su banda, quienes entonaron el Himno durante el acto y acompañaron con su música durante el cocktail posterior. Este evento da cuenta, una vez más, de la dedicación que tenemos en la Fundación Bunge y Born con la promoción de la ciencia y nuestro compromiso con el apoyo a los investigadores que impulsan el avance del conocimiento en Argentina.

  • Juan Rivera, sobre el cambio climático en Argentina: "Se proyectan incrementos significativos de la temperatura a nivel país"

    El investigador, Doctor en Ciencias de la Atmósfera, recibirá este lunes el premio Fundación Bunge y Born por sus estudio del cambio climático. Anticipa un impacto "en la frecuencia, duración y severidad" de los eventos de calor extremo. Pide por "medidas rápidas y efectivas". Tiempo Argentino , 7 de septiembre de 2024.- Este lunes, Juan Rivera recibirá el Premio Estímulo 2024 de la Fundación Bunge y Born . doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, docente e investigador del Conicet, tiene como objeto principal de estudio el impacto del cambio climático, especialmente en Cuyo. Trabaja en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), en Mendoza, donde concluyeron que el 2023 fue el año más cálido jamás registrado. En una Argentina gobernada por una fuerza explícitamente negacionista, investigar el cambio climático es casi revolucionario.  –¿Cuáles son los principales desafíos del cambio climático a nivel regional? –Hay varios aspectos que necesitamos profundizar. En particular, la temperatura se ha incrementado sostenidamente a nivel país y la frecuencia de olas de calor acompañó este incremento. Casi todas las regiones experimentaron récords de temperatura máxima y mínima en la última década. Se pueden cuantificar los impactos de estos cambios en el ciclo hidrológico regional. Sabemos que la extensión y el volumen de los cuerpos de hielo andinos han sufrido reducciones como consecuencia del incremento en las temperaturas, que tal vez constituyen los impactos más visibles de esta señal de calentamiento. Todavía desconocemos algunos de los impactos más “silenciosos”, como los impactos en la generación de agua subterránea y la recarga de acuíferos. En un contexto de calentamiento también cambia la forma en la que se generan las precipitaciones, dado que no solo se observa un calentamiento en superficie sino en buena parte de la extensión vertical de la tropósfera (la capa más baja de la atmósfera, que concentra la mayor parte de los fenómenos meteorológicos). Eso hace que, en lugar de nevar, tengamos eventos de lluvia, lo cual también modifica el ciclo hidrológico regional. –¿Cómo impactan los cambios en la actividad humana? –La ocurrencia de eventos de precipitaciones extremas se ha incrementado en muchas regiones del país, lo que genera inundaciones urbanas, crecidas en ríos y arroyos y daños en la infraestructura. También sabemos que los impactos de las sequías son significativos para la economía regional. Tenemos fresco el impacto de la sequía 2019-2022, que generó la bajante del Paraná, y afectó a la Cuenca del Plata y la región pampeana, núcleo productivo para la agricultura. La variabilidad climática tiende a dominar la ocurrencia de estos fenómenos pero su severidad suele exacerbarse como consecuencia del cambio climático. En relación a los impactos, el período de sequía que se registra en Cuyo desde el 2010 presenta un déficit hidrológico extremo. El volumen deficitario registrado entre 2010 y 2019 totalizó para el río Mendoza un equivalente a la capacidad de casi 11 embalses Potrerillos, lo que representa un impacto significativo en la disponibilidad de agua para riego. –¿Qué puede aportar la ciencia argentina en relación al cambio climático? –La formación académica que tenemos en ciencias de la atmósfera y los océanos es de altísimo nivel. Muchos científicos argentinos integran paneles internacionales relacionados con la investigación climática, lo cual pone en valor nuestras investigaciones científicas y nos posiciona como referentes. En particular, pertenecer al Conicet, que es la institución gubernamental de ciencia N° 1 de Latinoamérica, es un orgullo. Pero más allá de lo que podamos aportar a nivel global, me parecen relevantes las soluciones que se brindan a nivel regional y local, lo cual requiere muchas veces un enfoque multidisciplinario y sentarse con tomadores de decisión para entender cuáles son los problemas a resolver y qué podemos aportar desde el conocimiento climático.  –¿Dónde se van a sufrir más los impactos en el futuro? –Lamentablemente las proyecciones futuras no son alentadoras. En cuanto a la temperatura, se proyectan incrementos significativos a nivel país, lo cual va a impactar directamente en la frecuencia, duración y severidad de los eventos de calor extremo. En cuanto a las precipitaciones, las proyecciones presentan cambios cuyo signo depende de la región considerada. Por ejemplo, en el centro-este de Argentina, se proyectan incrementos en las precipitaciones, que estarían asociados mayormente a un incremento proyectado en la frecuencia de eventos de precipitaciones extremas. En cambio, para la región cordillerana se proyecta una reducción significativa en las precipitaciones, lo cual va a afectar la disponibilidad de recursos hídricos regionales. Además, el escenario de aumento en las temperaturas y falta de nieve va a acelerar los procesos de derretimiento glaciar. No hay que olvidarse lo que pasó con el dengue el verano pasado: el aumento de epidemias vinculadas a vectores que se propagan como consecuencia del calentamiento global será otro de los impactos a tener en cuenta. –¿Se pueden tomar medidas concretas? –Todos los cambios proyectados dependen del escenario de emisiones de gases de efecto invernadero considerado, con lo cual un escenario en el que se tomen medidas rápidas y efectivas para reducir la quema de combustibles fósiles va a derivar en menores impactos. Esto requiere un esfuerzo global contra el mayor desafío que enfrenta la humanidad. La importancia de las ciencias de la atmósfera Además de Juan Rivera, el otro galardonado mañana de los Premios Fundación Bunge y Born (en el CCK, a las 18) será el profesor en Oceanografía, Alberto Piola, dedicado a la Oceanografía Física y, especialmente, al estudio de las corrientes oceánicas y las masas de agua, tanto a nivel regional como global. La nueva entrega los Premios se centra en la disciplina de Ciencias del Mar y la Atmósfera. Estas ciencias se ocupan de monitorear y pronosticar el comportamiento de los océanos y la atmósfera, una tarea fundamental y urgente frente a los problemas actuales del cambio climático. “La comunidad científica de Argentina que trabaja en estos temas es reconocida internacionalmente por la profundidad y calidad de sus investigaciones”, aseguró el presidente del jurado, Gustavo Ferreyra.

  • El señor de los océanos

    Alberto Piola es oceanógrafo físico y acaba de ser anunciado como ganador del premio Fundación Bunge y Born 2024. Su trabajo ha sido clave para la integración regional de los estudios sobre el Atlántico Sur y la cuenca argentina. En diálogo con NexCiencia, brinda detalles sobre el aumento de la temperatura del mar y subraya la importancia de la soberanía científica. NEXCiencia , 5 de septiembre de 2024.- "Estoy totalmente sorprendido por la nominación, ni siquiera sabía que había un concurso especial para las ciencias del mar”, expresa conmovido Alberto Piola, profesor emérito del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. “No hay reconocimiento más lindo ni mejor premio que el que proviene de un grupo de colegas que uno respeta”, asegura. Piola tiene en su haber algunas distinciones “pero nada de esta envergadura”. “No estoy acostumbrado a recibir premios –dice– estoy profundamente agradecido”. Cuenta que cuando lo convocaron pensó que era para integrar una comisión de trabajo. Sin embargo, el director ejecutivo de la Fundación Bunge y Born , Gerardo della Paolera, le informó que había sido seleccionado para recibir el premio científico de la edición 2024. “Es muy importante haber tenido el privilegio de trabajar en lo que me apasiona”, resume Piola, quien además es investigador del CONICET en el Servicio de Hidrografía Naval de la Nación y del Instituto Franco-Argentino de Estudios sobre el Clima y sus Impactos (IFAECI). Esa pasión lo llevó a navegar por el mundo, cruzando el Atlántico Sur hasta Sudáfrica, participando de campañas en la Antártida y el Atlántico Norte, yendo desde las Islas Azores hasta los Cabos de Flemish y después a Nueva Inglaterra, bajando por las costas de Canadá y Estados Unidos. “No hay reconocimiento más lindo ni mejor premio que el que proviene de un grupo de colegas que uno respeta”. “Esas campañas muy extensas pueden partir desde Punta Arenas o Mar del Plata y terminar en Mar del Cabo”, relata, aunque aclara que la mayoría son de índole regional y promedian las tres semanas. El investigador recuerda el momento clave en el que despertó su vocación: “Estaba viendo un folleto del ITBA para decidir qué ingeniería estudiar y de repente encontré la opción de oceanografía física. No sabía que existía, yo tenía un ávido interés por la física y ponerla en el contexto del mar me pareció súper interesante”. Un termómetro oceánico Sus principales temas de investigación son las corrientes oceánicas y las propiedades del agua. Durante más de veinte años dirigió múltiples proyectos internacionales con los que se crearon redes inéditas de colaboración con importantes avances en el conocimiento de la oceanografía regional. “Me interesan las grandes corrientes oceánicas con la escala de una cuenca y los esquemas de corrientes que conectan partes remotas del océano. También sistemas de menor escala, como la circulación en la plataforma continental o los frentes oceánicos”, explica Piola. Una de las razones de ese interés es la relación con el clima del planeta. “Los sistemas de corrientes de gran escala tienen un impacto importante en el clima de la Tierra porque redistribuyen calor, desde zonas con exceso hacia otras con déficit”, explica. Así, ayudan a mantener un clima relativamente estable a largo plazo. “Los cambios en estas corrientes, por lo tanto, tienen un impacto en el clima”, resume. Para estudiar ese tema se deben hacer observaciones del océano profundo. “Tenemos que conseguir un barco capaz de llegar a lugares muy remotos con equipamiento especial. Los cambios allí son muy sutiles, necesitamos instrumentos de alta precisión extremadamente bien calibrados para observar cómo funciona el sistema”, explica Piola. Y detalla: “La temperatura está medida en milésimas de grados Celsius, unas cuantas milésimas pueden reflejar un cambio importante”. Piola ha estado a cargo de una serie de quince años de observaciones de temperatura continua a casi 4.800 metros de profundidad en varios sitios de la cuenca argentina. “Es un registro único del cual no hay antecedentes en la región. En muy pocos lugares del mundo se cuenta con ese tipo de información”, comenta. Allí, los sensores están detectando cambios en las propiedades del agua de fondo antártico, una masa de agua muy fría y densa que se forma en la Antártida, en la superficie, se hunde y se propaga por las cuencas más profundas. Llega a la cuenca argentina después de recorrer miles de kilómetros. “El océano en promedio se está calentando, pero el sistema es muy complejo”. “Aunque quince años parezca mucho, para el funcionamiento de los sistemas de corrientes es como una medición instantánea. De todas formas, por primera vez tenemos un conocimiento bien sólido de estas variaciones y empezamos a detectar una tendencia positiva, un muy leve pero detectable calentamiento”, comenta Piola. Aunque matiza: “El océano en promedio se está calentando, pero el sistema es muy complejo”. Según el investigador, la mayor cantidad de información conocida es sobre la superficie. Y, si bien el promedio de la temperatura de la superficie del mar está subiendo, hay zonas donde el calentamiento es más acelerado y otras que, por el contrario, se están enfriando. “Se debe a los cambios en las corrientes y, en algunos lugares, a los vientos, que son importantes en su dinámica”, afirma. Y amplía: “El sistema es altamente complejo y heterogéneo, lo podemos ver bien en la superficie pero no en las aguas profundas. No sabemos si donde hay calentamiento en la superficie también lo hay en la profundidad. Por eso son muy importantes el tipo de observaciones que hacemos”. En la superficie, además, las aguas absorben oxígeno y dióxido de carbono de la atmósfera. Para el investigador, los procesos de hundimiento son muy relevantes para el balance de carbono. “Estamos introduciendo mucho dióxido de carbono con la quema de combustibles fósiles y entre el 25 y el 30 por ciento de ese carbono adicional es absorbido por el océano de varias maneras. El hundimiento es un mecanismo fundamental para entender la evolución del clima”, explica. Ciencia del sur “El Atlántico norte es ciertamente el océano más estudiado y está rodeado de países con recursos muy importantes”, afirma Piola al reflexionar sobre la asimetría de conocimiento respecto al hemisferio sur. Sin embargo, el sur también existe. “Había una suerte de fragmentación del conocimiento muy vinculada a las áreas que más le interesaba a cada país, publicaciones y campañas con fronteras muy definidas”, comenta Piola. Y agrega: “Ni para las especies ni para las corrientes de agua y sus características esas fronteras existen. Por eso me interesó integrar esos estudios”. “Conseguimos convencer a las autoridades de Argentina, Uruguay y Brasil de que era importante avanzar también en actividades de campo en conjunto. Ha sido muy productivo, no solo en mi disciplina, sino también en la generación de conocimiento para la distribución de las especies de interés comercial y del plancton”, relata. “Conseguimos convencer a Argentina, Uruguay y Brasil de que era importante avanzar en actividades de campo en conjunto”. Al día de hoy, con su equipo esperan poder recuperar los datos del fondo del mar de los últimos años. Es que la pandemia alteró todo el esquema de trabajo al no poder navegar. “Habitualmente colocamos los instrumentos y los visitamos cada seis meses para interrogarlos desde la superficie, por medio de una señal acústica. Cuando pudimos volver, recién a fines de 2022, ya estábamos en una situación crítica, debíamos extraer los instrumentos, cambiar baterías y recuperar la información”, recuerda. Esos datos que faltan completan la serie inédita de quince años de mediciones. Se encuentran a la altura de la costa sur de Brasil, en la cuenca argentina, que se expande hacia el norte. Piola comenta que un barco tarda cuatro días en llegar a la zona de operaciones y que la de 2022 fue la última campaña: “No pudimos volver porque la situación económica no lo permitió”. El investigador aclara que, si bien hay varios socios internacionales y los instrumentos fueron aportados por ellos, esa campaña fue financiada completamente por Argentina, a través de la iniciativa Pampa Azul, que dependía del entonces Ministerio de Ciencia. Es una ley vigente pero debido a los cambios de administración y a que algunos ministerios que intervenían ya no tienen ese rango, todavía no está definida su readecuación. “Si hay una posibilidad de obtener financiamiento por parte de Pampa Azul, por el momento está congelada”, sostiene. Piola advierte otra dificultad: “No parece que vaya a haber una campaña en lo inmediato pero ya hay que preocuparse por el estado de los equipos. Probablemente, alguno de los socios del hemisferio norte lo haga. Eso implica problemas, porque equipos argentinos, colocados por barcos argentinos ahora terminarían en un puerto internacional”. Y remata: “Volver a traerlos tiene el riesgo de pagar aranceles aduaneros por equipamiento local que, obviamente, no fue declarado porque salió del país en un barco nacional, se colocó en aguas internacionales y se suponía que volvía al mismo puerto argentino del cual salió”.   Entrega del premio Alberto Piola recibirá el Premio Fundación Bunge y Born 2024 el próximo lunes 9 de septiembre en el Centro Cultural Néstor Kirchner (CCK). La Fundación Bunge y Born otorga sus premios científicos desde 1964, constituyéndose en uno de los premios científicos más importantes del país.

  • Alberto Piola, oceanógrafo: “El Mar Argentino se está calentando a tasas alarmantes”

    Por sus logros y dedicación, este científico recibirá el Premio Fundación Bunge y Born . Viva lo entrevistó para conocer cómo es su trabajo sobre el océano profundo. Por Eliana Galarza CLARÍN , 5 de septiembre de 2024.- Alberto Piola es un hombre de mar. Subió a embarcaciones para develar los misterios de los océanos 45 veces. La primera expedición fue a los 24 años, en el barco Islas Orcadas. Hoy, después de haber pasado la barrera de los 70, aún espera con entusiasmo el llamado para la próxima misión. Pero no es solamente un hombre de mar curioso. Es un oceanógrafo formado en el ITBA, en los Estados Unidos y en Francia; investigador del Conicet y profesor emérito de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. El lunes 9 de septiembre recibirá el Premio Fundación Bunge y Born 2024, que este año distingue a científicos del ámbito de las Ciencias del Mar y la Atmósfera. Su pasión oceánica será reconocida. En Ciudad Universitaria, donde da clases, su oficina está en el nuevo Pabellón 0 (cero), donde puede ver en su notebook los modelos de distintos escenarios que proponen los cambios en los océanos con una luminosidad natural envidiable. Se respira minimalismo y funcionalidad en el espacio que le fue asignado. En medio de tonos blanco y madera claro, el planisferio que aparece en su pantalla gana toda la atención. “Es un modelo que refleja el estado de los océanos, de cómo la temperatura está aumentando en algunos lugares”, dice. Apasionado por su trabajo, es la persona indicada para saber cómo están los océanos, la relación de esa información con el cambio climático y cómo ese panorama afectará a los humanos en la vida cotidiana. Por eso es interesante conocerlo y escucharlo. “Crecí en Adrogué y mi vocación científica nació un poco por casualidad. A mi casa llegó una vez un folleto que promocionaba la carrera de Oceanografía en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). Me pareció muy interesante, fantástico, porque era como unir la Física, que me encantaba, con el mar. Me anoté en su curso de ingreso y ocurrió algo cómico. El primer día se sentó al lado mío un chico a quien le pregunté qué iba a estudiar. Me dijo Oceanografía y entonces pensé que muchos habíamos elegido lo mismo. Luego me di cuenta de que éramos los dos únicos anotados en esa carrera, entre los ciento y pico del curso. Justo se sentó al lado mío la única persona que sería mi colega. Hoy todavía seguimos colaborando juntos en investigaciones”, recuerda. La primera salida científica también fue un acontecimiento. A los 24 se embarcó en el buque Islas Orcadas, que estaba en la Argentina por un convenio entre la Fundación de Ciencias de los Estados Unidos y nuestro país. Lo importante: no se descompuso. “Lo pasé bien. Hay personas que tienen tendencia a sentirse mal en el mar. Mi amigo, al que conocí el primer día del curso, por ejemplo, tenía problemas para navegar. Hay una predisposición natural para eso. Él quedaba muerto cuando se embarcaba, sufría mucho el Mal de mar. A mí, por suerte, nunca me afectó.” Después de ese viaje inaugural, empezó una carrera intensa y marcada por varias investigaciones en el océano profundo, que está a más de 4 mil metros de profundidad. -Usted conoce la Oceanografía de otras épocas y la actual, ¿qué avances observó en estos años? - Toda la tecnología desarrollada y aplicada en las ciencias del mar es de impacto. Hay una parte que es más tecnológica, que es el desarrollo de instrumentos nuevos, dentro de eso podemos ubicar a la observación satelital, algo que estaba en pañales cuando yo empecé, a principios de los años ‘80. En cuanto a recabar información, la disponibilidad de grandes bases de datos era algo inexistente en aquel entonces. En ese sentido, el progreso también ha sido enorme. La tecnología ya estaba disponible para reunir información y yo la usaba, pero la facilidad de hoy en día para analizarla y la posibilidad de elaborar, con esos datos, un gráfico o un modelo en cuestión de horas era inexistente. Eso es algo importante porque sobre los gráficos que se obtienen se pueden elaborar ideas. -Al igual que los astrónomos, ¿están viviendo una época de oro? - Sí, totalmente. Desde ya, con la producción de instrumentos nuevos, sensores que permiten medir variables que antes, para conseguirlos, había que hacer análisis en laboratorios durante horas y preservar muestras de agua. Hoy ese trabajo se hace con un sensor que es del tipo electrónico y con una alta precisión. Por supuesto que hay que chequear si los instrumentos están dando lecturas correctas. Pero sí, definitivamente, es una época de oro en ese sentido también. -¿Es verdad que, pese a tanta tecnología, sólo se conoce el 5 por ciento de los océanos? - Depende. Si hablamos del océano profundo, lamentablemente usando los satélites, por las radiaciones electromagnéticas que no se propagan bien en las profundidades, solo tenemos datos de aguas superficiales. El océano tiene, en promedio, unos 4 mil metros de profundidad. De esas regiones profundas, es verdad, conocemos bastante poco. Por ejemplo, del relieve del fondo del mar se conoce menos que del relieve de la Luna. Hay actualmente alrededor de un 28/29 por ciento del fondo del mar que está bien relevado. Con el resto se está progresando, hay un esfuerzo internacional muy grande para determinar la profundidad del océano con una alta precisión, pero es un esfuerzo que requiere de barcos, de instrumentos, de personas que manejen esas herramientas y es costoso. Por lo tanto, es un progreso lento. Pero sí, es verdad que conocemos menos del mar de lo que deberíamos. -¿A usted qué le gustaría saber, averiguar o entender de los océanos? - Probablemente demasiadas cosas. Como nuestros datos son limitados, nuestro conocimiento también es limitado. Acá, cerca del Mar Argentino, tenemos algunos instrumentos que están registrando, por ejemplo, la temperatura del fondo, a cuatro mil o cinco mil metros de profundidad y estamos viendo que el océano profundo está calentándose a un ritmo considerable. El interrogante que me gustaría develar es cómo está cambiando el océano profundo y eso es relevante desde el punto de vista climático porque el océano es la memoria del clima. Cambios que ocurren hoy en ese océano profundo van a impactar en el clima dentro de siglos. -¿Hay alguna certeza sobre las causas de ese calentamiento en lo profundo? - Es muy posible que eso se deba al cambio climático. Lo que no está muy claro es a través de qué mecanismos se puede manifestar ese aumento a miles de metros de profundidad. Las conexiones del océano superficial con el océano profundo son de muy variada índole. Hay algunos lugares donde es intensa y otros donde están como muy aislados uno de otro. -Hay filmes de ciencia ficción que se basan en esa difusa barrera que separa esos dos océanos… - Sí, El día después de mañana es una película que mostraba el cambio del clima vinculado a los cambios en el océano. Claro que, en la trama de Hollywood, los tiempos son otros. Ellos necesitaban que todo ocurriera más rápido. Lo que podría pasar en unas décadas, ellos lo mostraron posible en un par de semanas. Pero sí, observar con precisión el mar nos permite construir mejores modelos para entenderlo. Por eso debemos mantener esos sistemas de observación. Hacerlo es algo caro; los países consiguen desarrollarlos manteniendo compromisos de largo plazo. -Si bien la naturaleza de los océanos no sigue patrones geopolíticos, ¿cómo está la salud de los mares de nuestra región? -La porción norte del Mar Argentino se está calentando a tasas preocupantes. Los biólogos están empezando a detectar algunos cambios en especies. En lugares donde dominaban especies de aguas frías, ahora empiezan a aparecer especies de origen subtropical. Algunos científicos llaman a ese proceso tropicalización del océano. Está notándose, a nivel global, un desplazamiento de especies hacia latitudes más altas, hacia los polos, buscando escenarios parecidos al que habitaban antes. La velocidad del cambio en el clima es importante: hoy estamos observando que es algo que no tenía precedentes. En ese sentido, hay preocupación por la incapacidad de algunas especies para adaptarse. En ese caso podrían desplazarse, pero hay especies que tienen dificultades para hacerlo. Lo que se puede anticipar de esos lugares donde hay cambios muy abruptos, es que van a notarse mudanzas en el ecosistema y muy probablemente eso se refleje en cambios en especies de interés comercial. Ahí empieza a aparecer la relación del clima con el impacto socioeconómico y también sobre los procesos geopolíticos. -¿Nosotros tenemos que preocuparnos especialmente? - Lo que hay que hacer, y es muy importante, es mantener el monitoreo del océano. Debemos detectar esos cambios y poder hacer proyecciones sobre cómo van a evolucionar en el futuro. El cambio climático, yo diría, es alarmante. Para enfrentarlo podríamos reducir las emisiones, pero eso es algo fácil de decir pero complejo para implementar, soy totalmente consciente de eso. Sin embargo, está claro que si seguimos en este camino, de aumento de emisiones de gases invernadero, en las próximas décadas el cambio en el clima va a ser de mayor amplitud. Tenemos que estar preparados para tormentas más intensas, vientos extremos de mayor frecuencia, cambios en el ecosistema, desplazamiento de especies de valor comercial; en nuestro caso, por ejemplo, la merluza, que podría desplazarse hacia el sur del país cada vez más. Eso cambiaría nuestra economía. Pero esto no es solamente un problema de la Argentina. Es global, necesitamos adaptarnos. - No todos los países tendrán la misma oportunidad de adaptarse. - No. Está bastante claro que vamos a un océano de mayor temperatura, a un clima más cálido, eso es inevitable. Es muy importante la respuesta y la adaptación. Por supuesto que en los países con más recursos será más factible la adaptación. Países que tiene dificultades para alimentar a su población obviamente van a enfrentar una realidad mucho más cruda que los países desarrollados que pueden, con su riqueza, costear las adaptaciones necesarias. Por el aumento del nivel del mar también habrá movimientos de poblaciones. El hombre vive cerca de la costa... -Aquí, el presente de la ciencia tampoco contribuye. - Es un momento muy difícil. Muy incierto, con el presupuesto escasísimo y sobre todo con incertezas para el futuro. Los jóvenes tienen grandes dificultades para obtener becas, por ejemplo. Los salarios de docentes e investigadores están muy atrasados con respecto a la inflación. La desfinanciación de la ciencia está haciendo que aparezca devaluada y recortada.

  • Récord de participación en el Premio Estímulo a la Escritura 2024

    La quinta edición del Premio Estímulo a la Escritura Todos los tiempos el tiempo  cerró el pasado 11 de agosto con una participación histórica, registrando la inscripción de 1298 autores de todo el país. Esta cifra marca la convocatoria más masiva desde la creación del certámen en 2020, consolidando su posición como uno de los concursos de escritura más importantes del panorama cultural argentino. Una plataforma para autores emergentes El Premio Estímulo a la Escritura, impulsado por la Fundación Bunge y Born , Fundación Proa y La Nación, es una convocatoria anual destinada a autores emergentes de todo el país con el objetivo de apoyar el desarrollo de obras en proceso en diversos géneros: Narrativa, Narrativa Breve, Narrativa Gráfica, Guión y Dramaturgia. Con 7.5 millones de pesos en premios, el concurso se destaca por brindar un apoyo al proceso de creación de los autores ganadores, otorgando 1.500.000 pesos cada categoría. Participación federal y diversidad de géneros de escritura Autores de las 24 jurisdicciones del país se han sumado a la convocatoria, con una presencia creciente de participantes que no provienen ni de CABA ni de AMBA, representando actualmente el 50% de los inscriptos. Cabe destacar la participación de autores argentinos radicados en el extranjero, que ha crecido al 4.5%. Esa proyección internacional del concurso da sus frutos: Luciano Salerno, cineasta residente en Berlín fue el ganador de Guión en 2023. La categoría de Narrativa sigue siendo la más popular, concentrando el 35% de las inscripciones, seguida por Narrativa Breve (25%), Guión (18%) y Dramaturgia (16%). La Narrativa Gráfica, aunque menos representada, tuvo un 5.5% de participación, mostrando un interés en expansión en este género. Proceso de selección y Jurado internacional Actualmente, las obras están siendo evaluadas por un comité de preselección compuesto por escritores, editores, críticos, productores y referentes de las disciplinas representadas en el concurso. El Jurado de esta edición, encargado de seleccionar a los ganadores, está integrado por prestigiosas figuras del ámbito literario y teatral: Gabriela Cabezón Cámara, Álvaro Enrigue, Héctor Guyot y Vivi Tellas. El anuncio de los ganadores se realizará a principios de diciembre, en una fecha que será comunicada próximamente.

  • Personal del MUMBAT se capacita con los Amigos de Bellas Artes y la Fundación Bunge y Born

    Fue seleccionado junto a otros museos provinciales para participar de este programa por su trayectoria y excelencia institucional. El Diario de Tandil , 29 de agosto de 2024.- Entre hoy jueves y mañana viernes, el personal del Museo Municipal de Bellas Artes participa en forma presencial de la última etapa de una capacitación brindada por Amigos del Bellas Artes y la Fundación Bunge y Born, en convenio con la Subsecretaría de Cultura y Educación de Tandil; como parte de un programa que brindan estas instituciones a nivel nacional. A través de este programa Amigos del Bellas Artes y la Fundación Bunge y Born buscan capacitar y colaborar con los equipos de los Museos provinciales para co-crear estrategias y herramientas creativas a fin de fortalecer los vínculos con sus propias comunidades mediante nuevas formas de difusión del patrimonio así repensar el presente e imaginar el futuro de sus propias instituciones. Es una gran oportunidad para el MUMBAT poder ser parte de este programa. Esta capacitación se inició en el mes de junio con una serie de entrevistas individuales con cada uno de los profesionales que trabajan en los distintos departamentos y las diversas áreas del Museo de Tandil (MUMBAT), para realizar un relevamiento de los aspectos internos del Museo, su estructura, sus programas públicos, el tipo de acciones educativas, los formatos de exhibición y las metodologías de difusión de su patrimonio. Mediante estas entrevistas con los distintos equipos y profesionales, sumado a relevamientos online y seguimientos de las diversas acciones de la institución se realizó un diagnóstico exhaustivo que será insumo de trabajo para el encuentro presencial que se llevará a cabo en estos días. Este tipo de acciones buscan detectar potenciales proyectos y pensar en conjunto con todo el personal nuevas estrategias de abordaje; así como profesionalizar a los equipos de trabajo bajo una mirada especializada y global. El MUMBAT junto a otros museos provinciales fue seleccionado para participar de este programa por su trayectoria y excelencia institucional.

  • El festival educativo que impulsa la innovación en la enseñanza rural

    Cerca de 1000 docentes se reunieron en Neuquén para participar en talleres y charlas que exploran nuevas herramientas y enfoques pedagógicos, con el objetivo de transformar el aprendizaje en contextos rurales INFOBAE , 25 de agosto de 2024.- Neuquén fue la última parada del festival educativo itinerante Spark, un evento que ha recorrido el país con el propósito de transformar la manera en que se enseña en contextos rurales. Este año, casi 1000 docentes, directivos y supervisores se dieron cita en el Espacio DUAM para vivir una jornada donde la ciencia, el arte y la tecnología se encontraron para inspirar nuevas formas de enseñar y aprender. Organizado por la Fundación Bunge y Born en colaboración con la Fundación Perez Companc, Spark 2024 es un espacio de encuentro y aprendizaje diseñado para que quienes enseñan en zonas rurales puedan acceder a herramientas y enfoques innovadores, adaptados a los desafíos que enfrentan en sus aulas. La alianza con el Ministerio de Educación y el Consejo Provincial de Educación de Neuquén permitió que esta iniciativa se convirtiera en una experiencia enriquecedora para los educadores de la región. “El encuentro ha superado todas las expectativas, todo lo que esperaba”, dijo una maestra de Picun Leufú, Piedra del Águila. Y continuó: “Me sorprendió el dinamismo de cada taller o charla, son entretenidos, innovadores, nos dan un montón de herramientas para poder ejercer en la ruralidad”. El festival ofreció 16 charlas y talleres, todos ellos diseñados para estimular la creatividad y abrir nuevas posibilidades en la práctica docente. Desde cómo integrar la inteligencia artificial en el aula hasta explorar el aula como un espacio escénico, los temas abordaron una amplia gama de enfoques innovadores. Cada docente pudo elegir su propio recorrido, personalizando su experiencia de aprendizaje. Entre los especialistas que lideraron estas sesiones estuvieron figuras como el ilustrador Pablo Bernasconi, conocido por su enfoque visual único en la educación; el investigador neuquino Rodrigo Laje, quien trajo sus conocimientos científicos al aula; y la educadora Joselina Casarini, entre otros. Cada uno aportó su visión para que los docentes puedan regresar a sus comunidades con nuevas ideas y energías renovadas. “Queremos más encuentros como este para fortalecer las actividades en las escuelas rurales”, se entusiasmó un maestro de la Escuela 271 de Octavio Pico, localidad al noreste límite con Mendoza, La Pampa y Río Negro. El cruce de disciplinas en Spark busca algo más que solo impartir conocimientos: quiere fomentar un cambio real en las prácticas educativas. La colaboración, la innovación y el aprendizaje basado en proyectos fueron pilares fundamentales del festival, que ya ha dejado su huella en Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y Mendoza antes de llegar a Neuquén. Gerardo della Paolera, director ejecutivo de la Fundación Bunge y Born , remarcó la importancia de la labor docente en la construcción del futuro de Argentina, destacando que es fundamental que los educadores se encuentren con nuevas tecnologías y enfoques que puedan incorporar en la currícula. Cada edición de Spark siempra ideas y herramientas para transformar la educación rural en Argentina, adaptándola a las exigencias y posibilidades del siglo XXI.

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