Una científica que colabora con el INTA Manfredi recibirá un importante reconocimiento
Junto a su equipo de trabajo, la doctora en Ciencias Biológicas Gabriela Soto conquistó el galardón por sus desarrollos en alfalfa. Su historia.
La Voz (Córdoba), 27 de septiembre de 2023.- La doctora en Ciencias Biológicas Gabriela Soto ganó el Premio Estímulo 2023 en Agrobiotecnología que otorga la Fundación Bunge y Born. Junto a su equipo de trabajo, la investigadora que trabaja con la estación Experimental de INTA Manfredi, se dedica a la investigación, desarrollo e innovación en genes de interés agronómico, con eje en la alfalfa.
Córdoba se destaca por ser la provincia con mayor superficie destinada a la producción de esta forrajera. Según el censo agropecuario de 2018, la superficie alcanza las 350 mil hectáreas destinadas a comercialización y consumo propio. Dos de las empresas más importantes del país destinadas a este producto se encuentran en Córdoba.
La investigadora cuenta con tres patentes de carácter internacional y, a lo largo de su trayectoria, desarrolló tres variedades sintéticas experimentales genéticamente modificadas de este tipo de forrajera, una de las cuales fue transferida. Recientemente, uno de sus desarrollos fue reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“Me emocioné cuando me llamaron de la Fundación Bunge y Born. Es un reconocimiento muy grande para mí, para mi equipo y para la disciplina, por el aporte de la agrobiotecnología al conocimiento, a la tecnología y a la sociedad”, sostuvo la investigadora del CONICET.
Su vínculo con el campo nació de su época de estudiante universitaria. “Desde chica trabajo en la alfalfa. Cuando estaba en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA me contacté con el INTA para trabajar con ellos”, agregó.
“En la facultad me di cuenta de que me encantaba la agrobiotecnología. Y mi primera oportunidad de trabajo en transgénesis, que era lo que yo quería fue en alfalfa. Me encantó y me quedé ahí”, narró.
Según se informó desde la Fundación Bunge y Born, el premio del jurado “se basa en su destacado liderazgo en importantes desarrollos biotecnológicos, los cuales ya han sido transferidos a empresas, optimizando estrategias de edición génica para mejoramiento vegetal. Se destaca el desarrollo de eventos de alfalfa genéticamente modificados, uno de ellos con tolerancia a herbicida y un segundo evento con tolerancia a salinidad”.
–¿Qué otros productos desarrollan además de alfalfas transgénicas?
–Actualmente, estamos trabajando con nuevos desarrollos que apuntan hacia otro tipo de caracteres, como por ejemplo, que se aprovechen más las áreas marginales que como tienen un impacto económico un poquito menor, son un poco menos redituables. Son zonas subóptimas. Nosotros trabajamos en mejorar el rendimiento de la alfalfa en estos lugares y también en generar variedades que puedan responder a cambios de temperatura, cambios de niveles de agua, al cambio climático en general.
–¿Para qué sirven las variedades de alfalfa anti–timpanismo?–El meteorismo implica una problemática muy severa en la alfalfa, que genera que las vacas se hinchen y generen mucho gas metano. El objetivo es desarrollar combinaciones tecnológicas que permiten disminuir los gases de efecto invernadero.
–¿También se buscan ir hacia una mayor sostenibilidad ambiental?
–Sí. Vamos a apuntar a características que tengan que ver con ello. Y, por supuesto, con aumentar la biomasa y la productividad, que es tan importante. Sin descuidar la sostenibilidad ni la producción para poder seguir generando alimento.
–¿La producción va hacia ese lado?
–Yo pienso que todo el agro va en este camino. Cada vez se tiene más en cuenta la huella ambiental. El sector ganadero está sufriendo mucho el impacto de la opinión pública en este sentido. Creo que cada vez va a ser más importante la sostenibilidad ambiental.
–¿Creés que la tecnología va a ayudar a mejorar las exportaciones de alfalfa?
–Todas estas tecnologías apuntan a aumentar productividad, a una sostenibilidad ambiental y demás. Eso va a ayudar a las exportaciones.
–¿La agrobiotecnología está cada vez más presente en la producción de alimentos?
–Ya es una realidad de hace muchos años. Y yo creo que con todas las herramientas cada vez nos es más sencillo a los investigadores poder aplicar las tecnologías con los estudios que nosotros llevamos adelante en los laboratorios. Sí, creo que el impacto que tiene en la sociedad y en el agro en particular va a ser cada vez mayor.
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