¿Los argentinos confiamos y accedemos a las vacunas?
Un informe que la Fundación Bunge y Born elabora desde 2019 permite evaluar la actitud de la sociedad ante las vacunas, antes y después de la pandemia. El nivel de confianza es alto, pero está descendiendo.
Por Guadalupe Nogués* y Brenda Walter**
PERFIL, 20 de febrero de 2022.- Comenzamos ya el tercer año de la pandemia de COVID-19 y este tema, y sus ramificaciones, siguen dominando la agenda política, la opinión pública y las noticias. Cuando hoy hablamos de vacunas es prácticamente inevitable pensar primero en las vacunas contra el covid-19, pero lo cierto es que existen muchas más vacunas, que previenen más de 20 enfermedades diferentes.
La Organización Mundial de la Salud estima que la vacunación previene entre 2 y 3 millones de muertes cada año. Las vacunas actúan enseñando a nuestro sistema inmune a defenderse del agente infeccioso. Junto con el agua potable, es una de las intervenciones de salud pública más exitosas para combatir las enfermedades infecciosas e inmunoprevenibles como la poliomielitis, el sarampión o la difteria.
En nuestro país contamos con uno de los calendarios de vacunación más completos del mundo que incluye desde vacunas para la primera infancia hasta todo el resto de las etapas de la vida, pasando por situaciones específicas, como el embarazo.
Si bien la cobertura de vacunación en Argentina se mantiene en niveles relativamente altos, no se alcanza a toda la población objetivo. Esto se debe en ocasiones a problemas con el acceso a las vacunas (faltantes temporales u otras barreras que impiden o dificultan la vacunación). Por otro lado, incluso con buen acceso, hay quienes postergan o rechazan la vacunación, relacionado a una disminución de la confianza hacia las vacunas.
Por todo lo anterior se vuelve relevante entender el nivel de confianza y acceso a las vacunas actual en Argentina, así como analizar si ocurren variaciones a lo largo del tiempo.
El Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV). En 2019, y en un contexto prepandemia, desde la Fundación Bunge y Born nos propusimos desarrollar el Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV) para conocer el nivel de acceso y confianza en las vacunas en Argentina, y contar así con información que, además de ser relevante para la sociedad en general, pueda servir de insumo para la política pública. Este índice cuenta ya con tres mediciones que corresponden a los años 2019, 2020 y 2021.
A nivel metodológico, el ICAV se construye en base a información obtenida a partir de una encuesta representativa tomada a nivel nacional sobre una muestra de más de 7.000 casos, a residentes mayores de 15 años y con una periodicidad anual.
Los resultados del primer año del ICAV nos permitieron generar una línea de base contra la cual comparar los años siguientes y, además, corresponden a la situación prepandemia. Si bien nuestro relevamiento apunta principalmente a entender la confianza y acceso a todas las vacunas del calendario en su conjunto, es lógico pensar que la pandemia esté influyendo en los resultados. Este año pudimos comparar al año 2019 con lo ocurrido en 2020, un año pandémico en el que no había todavía vacunas contra el covid-19 disponibles, y con 2021, uno en el que sí las hubo.
Confianza en las vacunas en Argentina
Para medir la confianza en las vacunas, nos basamos en un índice generado en 2015 por el equipo de la doctora Heidi Larson, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
El índice de confianza del ICAV (IC) toma en cuenta las respuestas de las personas a preguntas sobre la seguridad, efectividad e importancia de las vacunas para los niños. A partir de los resultados obtenidos en la encuesta calculamos el índice de confianza.
Los antivacunas son un grupo marginal en el país y rondan el 2% de la población
Este año vemos que la confianza bajó en términos agregados: pasó de 86,9 a 85,5, sobre un valor máximo de 100. Si bien no es una gran caída y la confianza sigue siendo alta, si comparamos los datos de 2019 con los de 2021 vemos que en estos dos últimos años la confianza hacia las vacunas disminuyó casi un 9%.
Al analizar el IC según distintas variables sociodemográficas, encontramos hallazgos particularmente interesantes. Quizá el más relevante es la dependencia de la confianza en las vacunas con la edad.
En los menores de 40 años observamos una tendencia preocupante: la confianza sigue descendiendo a lo largo del tiempo. En los mayores de 51, la confianza se recuperó levemente en relación al 2020.
No es posible saber con esta metodología qué factores están influyendo en esta disminución general de la confianza ni si seguirá, o no, esa tendencia en los próximos años. Tampoco podemos responder cuánto de esto que se observa se relaciona estrictamente con la pandemia de covid-19. Lo que sí queda más claro es que, aun si los niveles de confianza en las vacunas son relativamente altos, de profundizarse la tendencia hacia la baja, puede ser un problema muy grave para la salud pública.
¿Qué pasa con el acceso a las vacunas?
En países del primer mundo no suele haber problemas para acceder a las vacunas. En Europa o Estados Unidos, por ejemplo, las personas que no se vacunan o no vacunan a sus hijos generalmente no lo hacen porque desconfían. En Latinoamérica y en muchos otros países, aunque hay quienes confían poco en las vacunas, resulta también relevante estudiar si existen barreras para acceder a las mismas.
En la Fundación Bunge y Born diseñamos especialmente un índice (IA) para identificar y cuantificar estas barreras de acceso. Consideramos cuatro dimensiones de análisis: el tipo de centro de salud al que asiste la persona, la dificultad de la movilización hasta ese lugar, si pudo o no vacunarse y, si la vacunación no ocurrió, las causas. El IA combina estos ejes y, como con el IC, el valor máximo es 100.
De 2019 a 2020 se registró una disminución del 48% en el acceso en términos agregados: pasó de 76,6 a 39,5. Pero también observamos que en 2021 se recuperaron los niveles de la prepandemia. Vemos entonces que esa caída de 2020 era una anomalía. Es posible que las restricciones a la movilidad de ese año hayan influido en la baja en el acceso. De hecho, un informe del Ministerio de Salud (“Informe sobre el impacto de la pandemia SARS-CoV-2 en las coberturas nacionales de vacunación de Argentina”) analizó la cobertura de vacunación durante el 2020 y se vio que la mayor reducción en las dosis aplicadas ocurrió entre marzo y octubre de 2020, en especial en marzo, abril y mayo, cuando las restricciones eran más intensas.
Vacunas y pandemia. Además de las preguntas originales que se mantienen año a año, en el ICAV incorporamos preguntas en función de la coyuntura. A partir de esas respuestas pudimos conocer mejor cómo impactó el contexto de la pandemia.
Nos interesó particularmente entender, más allá de lo que se piensa sobre las vacunas, qué sucede cuando existe la oportunidad de vacunarse. ¿Por qué consideramos importante analizar estos dos aspectos? Porque no alcanza con una buena actitud hacia las vacunas si no se traduce en el acto propio de la vacunación. Así es que obtuvimos los siguientes datos.
Cuando en 2020 preguntamos a los respondientes si se vacunarían o no contra el covid-19 (de haber una vacuna disponible, por supuesto), el 72% dijo que lo haría. El 28% restante manifestó distintas preocupaciones (la principal: faltaban etapas de prueba). A finales de 2021 preguntamos sobre el comportamiento: el 92% respondió que ya se había dado al menos una dosis de la vacuna contra covid-19. Dentro del aproximadamente 8% de personas todavía no vacunadas contra covid-19, observamos distintas respuestas: 4,6% dijo que planeaba vacunarse más adelante, 1,6% manifestó duda sobre si se vacunaría o no, y 1,9% dijo que no se vacunaría.
Nos preguntamos cuánto confían en las vacunas en general estos distintos grupos. Teniendo en cuenta que la confianza general de la población es de 85,5 para 2021, quienes ya se vacunaron tienen una confianza promedio mayor, de 87,7. En cuanto a los grupos de no vacunados, fue interesante notar que registran distintos niveles de confianza en las vacunas: quienes indicaron que se vacunarían más adelante registran una confianza alta, de 79,7, mientras que el de los que dudan sobre si vacunarse o no tienen una confianza media, de 52,9. Por último, los que respondieron que no se vacunarían confían muy poco en las vacunas (el IC promedio para este subgrupo es de 20,3).
Algunas conclusiones y recomendaciones. Por un lado, aunque el índice de confianza en las vacunas es alto (85,5 para 2021), sigue disminuyendo, en particular entre los más jóvenes. Es importante no descuidar este aspecto para evitar que la tendencia continúe. En cuanto al acceso a las vacunas, volvió a los niveles prepandemia (76,4 para 2021). Sin embargo, es relevante realizar mejoras a nivel estructural de manera de facilitarlo y garantizar así la equidad en el acceso a las vacunas.
Las personas que no se vacunan puede que sea por un tema de confianza, de acceso, o una combinación de ambos factores. Cuando hay falta de confianza, se suele hablar de dos grupos: los reticentes, con dudas leves a moderadas, y los antivacunas, que desconfían mucho y rechazan la vacunación de manera más enérgica. En base a nuestros datos, estimamos que los antivacunas de Argentina rondan el 2% de la población. Es un movimiento marginal. Recomendamos poner foco en los reticentes, en aquellos con niveles de confianza medios y altos que quizá no se están vacunando en parte por un tema de confianza y quizá también por dificultades en el acceso.
Desde la Fundación Bunge y Born nos comprometemos a realizar este relevamiento sobre la confianza y el acceso de los argentinos a las vacunas todos los años. Esperamos con eso poder contribuir en la generación de conocimiento útil para la sociedad y los decisores de políticas públicas.
*Doctora en Biología molecular, docente y comunicadora científica, fellow de la Fundación Bunge y Born. ** Especialista en organizaciones sin fines de lucro, Licenciada en Ciencia Política, y coordinadora Senior de Proyectos de la Fundación Bunge y Born.
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