"Este aporte nos va a permitir ampliar nuestra capacidad de análisis de COVID-19 en Chaco"
Con el desafío de mitigar los efectos del COVID-19 en nuestro país, colaboramos con el Instituto de Medicina Regional (IMR) de la Universidad Nacional del Nordeste para mejorar las capacidades de análisis de las muestras de pacientes infectados en la provincia de Chaco. Para esto, sumamos dos termocicladores PCR en Tiempo Real para diagnóstico de Covid-19, dos computadoras y dos sistemas de protección para instrumental eléctrico.
Dialogamos con el Dr. Gustavo Giusiano, investigador del CONICET y jefe del Departamento de Micología del IMR, centro encargado del diagnóstico de COVID-19 en el Chaco, una de las provincias con mayor número de casos positivos.
¿Cuál es el trabajo que realiza el IMR en el contexto de pandemia?
A mediados de abril el instituto se sumó al Desafío COVID-19 para asistir al Ministerio de Salud Pública de la provincia del Chaco y ampliar la capacidad de procesamiento de las muestras para diagnóstico. Para eso se conformó un grupo especial de investigadores y de becarios de la UNNE y del CONICET.
¿De dónde provienen las muestras para el análisis?
Las muestras provienen de pacientes sintomáticos derivadas del Ministerio de Salud Pública de Chaco. Las muestras provienen en gran medida, del interior de la provincia y del cinturón del Gran Resistencia. Hasta el momento llevamos analizadas más de 3.000 muestras, en lo que va de la pandemia. Esta tarea la hacemos de manera coordinada con el Ministerio y con el Hospital Perrando de la provincia del Chaco, donde también se testean muestras.
¿Qué metodología utilizan para el diagnóstico?
Trabajamos con la técnica de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa, por sus siglas en inglés) en Tiempo Real, que nos permite detectar el material genético del virus a partir de muestras respiratorias: hisopado nasofaríngeo e hisopado nasal, que nos son derivadas. Es una técnica a través de la cual se extrae el ARN del virus, se amplifica, y permite ser cuantificado de manera simultánea.
¿De qué manera el aporte de la Fundación Bunge y Born ayudará al trabajo que realizan?
Es un gran aporte el que hizo a Fundación, ya que el Instituto de Medicina Regional, si bien tiene una gran trayectoria y prestigio, no cuenta en este momento con un equipo propio con el cual realizamos los análisis. Hasta el momento el equipamiento era prestado por el Instituto Agroforestal. La adquisición de estos dos termocicladores, junto a otros elementos técnicos, nos va a permitir ampliar nuestra capacidad de análisis de COVID-19 así como abrir nuevas posibilidades para otras investigaciones.
¿Además de las tareas de diagnóstico de COVID-19, qué otras investigaciones se realizan en el instituto?
Trabajamos desde hace varias décadas en el estudio de una serie de patologías de gran presencia en la provincia, como el Chagas o la Paracoccidioidomicosis, enfermedad en la que registramos más del 50% de los casos del país.
El IMR es un centro de referencia para muchas de estas patologías y, con la incorporación de este equipamiento específico, nuestras líneas de investigación van a poder explayarse y generar proyectos de mayor envergadura, aportando al estudio, al conocimiento y al diagnóstico de estas patologías infecciosas.
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